Reflexión lunfarda: Bancarse el país del más de lo mismo, que no conduce a ninguna parte…
Infortunadamente, debemos bancarnos el país del más de lo mismo, donde no cambia nada, nunca pasa nada, todo queda en la nada, nunca existen culpables ni responsables de nada, siempre se habla mucho de lo mismo, todos son iguales, todo da lo mismo (un hombre honesto que un delincuente) y, todo termina inexorablemente siendo más de lo mismo… El país trucho y berreta, atado con alambre, del chanterio, las injusticias, la corrupción, la impunidad, la desconfianza, la improvisación, la pavada, la marginación social, el empobrecimiento y la miseria… El país, sin un sistema de premios y castigos, en el que hay gente que, se ha hecho y se hace rica, en forma ilícita, viviendo de arriba, sin trabajar, y contrariamente, siempre pierde, se perjudica y, hasta se funde, en el plano económico, LA PERSONA BUENA, HONRADA Y LABORIOSA, QUE TRABAJA… El país, sin principios éticos ni valores morales, sin ejemplos edificantes de conducta, y sin cultura del trabajo, que lamentablemente, no conduce a ninguna parte… Por este rumbo, la Argentina, no tiene salida, futuro ni destino… El único sendero posible: VOLVER AL CAMINO DE LA EDUCACIÓN, LA HONESTIDAD Y EL TRABAJO.
Hoy, sin dudas, inmersos en una situación general, alarmante y angustiosa, debemos, de una manera forzada e inevitable, bancarnos el país, del “más de lo mismo”, donde no cambia nada, nunca pasa nada, todo queda en la nada, siempre se habla mucho de lo mismo, todos son iguales, todo da lo mismo (Un hombre honrado o un delincuente) y, todo, inexorablemente, termina siendo “más de lo mismo”… Bancarnos el país, trucho y berreta, atado con alambre, en el que hay gente que, se ha hecho y se hace rica, de un modo ilícito, sin trabajar, y muy contrariamente, siempre pierde, se perjudica y, al final, concluye fundida, en el plano económico, esa persona buena, honesta y laboriosa, que trabaja… Bancarnos el país, sin premios ni castigos, del chanterío, la corrupción, la impunidad, las injusticias, la improvisación, la falta de principios y de valores, la desigualdad y marginación sociales, la constante nivelación hacia abajo y, la notoria carencia, de tantos ejemplos, de proba conducta, aleccionadores y edificantes… Bancarnos el país, de las crisis y debacles financieras, sin culpables o responsables, de ninguna índole, los permanentes ajustes, recortes e incrementos, de precios y tarifas, la recesión, el desempleo y, las enormes cargas y presiones, impositivas y tributarias… Bancarnos el país, de las promesas de cambio y los anuncios incumplidos, el descontrolado proceso inflacionario, las astronómicas tasas de interés, el gigantesco endeudamiento externo, las mezquinas y egoístas especulaciones bursátiles, las drásticas directivas, el libreto y las expresas instrucciones, del Fondo Monetario Internacional, el deterioro del poder adquisitivo, la destrucción del mercado interno y, el presunto plan de “enfriamiento o pacificación de la economía”… También, en los camposantos y cementerios, reina una larga, profunda y serena calma: La paz de la Muerte… Bancarnos el país, sin perspectivas ni expectativas, sin horizonte optimista y esperanzado y sin proyectos de futuro, donde no se mencionan el Trabajo, el esfuerzo, el estudio, los auténticos méritos, la lucha cotidiana, la auspiciosa generación de riqueza y de recursos, el mejor desarrollo, la producción y el progreso… Bancarnos el país, de las emisiones monetarias siderales, y los reiterados préstamos, ante organismos financieros, con una deuda contraída, monumental e impagable… Bancarnos el país, de la indiferencia, la frivolidad, las apariencias engañosas, la mentira, el cartón pintado y la pavada, en el que no se mueve nunca, un dedo, para modificar la patética realidad, impuesta, dentro de un esquema preestablecido… Bancarnos un país, sin resultados, tangibles y concretos, y sin aparente salida, que no nos conduce a ninguna parte… Por eso, hoy, más que nunca, debemos recobrar o recuperar, los principios éticos y republicanos, y los valores morales, humanos, patrióticos y espirituales, como asimismo, la mentalidad, el hábito, la conciencia y la sagrada cultura del Trabajo. No podemos aguardar resultados distintos, haciendo siempre lo mismo; para que triunfe el mal, sólo se necesita que los buenos no hagan nada, a fin de impedirlo, y los Hombres, al igual que los árboles, se conocen y aprecian, por sus propios frutos… El único rumbo posible: El camino de la Educación, la Honradez y el Trabajo. Y junto a ellos, la Verdad, la Justicia y la Transparencia.
Bancarse el país, por el procurador Carlos Armando Costanzo, fundador y director organizador del Archivo Literario Municipal y el Salón del Periodismo Chivilcoyano, y miembro correspondiente, de la Academia de Folklore de la Provincia de Buenos Aires y la Academia Porteña del Lunfardo.
Yo me banco el país, todos los días, y lo bato, con fuerza, en mi garganta, a pesar del cabrón, el chorro, el chanta, los bolazos, las peores fulerías… Yo me banco – pulentas energías -, los balurdos, el rope y la percanta; el bajón, de la guita que se pianta, y las deudas de todos mis gomías… Con un cuore bien guapo y palpitante, yo me banco el país, miro adelante, nunca arrugo, sabés, y voy galgueando… Y a pesar del afano y mishiadura, con un kilo de embale y lucha dura, hoy, la sigo, de prepo, laburando…