La inauguración del monumento al General San Martín, en Chivilcoy, el 17 de agosto de 1979.
Monumento al General José de San Martín, ubicado en la plaza principal, 25 de Mayo. Dicha obra escultórica, del destacado artista plástico y docente argentino, profesor Arturo Luis Gastaldo, se inauguró, bajo la administración municipal, del ingeniero José María Ferro, el viernes 17 de agosto de 1979. La»piedra fundamental», del citado monumento sanmartiniano, se había colocado, 36 años antes, el 17 de agosto de 1943
La evocación de hoy, la destinaremos a recordar, el brillante y tan significativo acto de inauguración, del monumento al General José de San Martín, en la plaza principal, 25 de Mayo; el cual, hubo de llevarse a cabo, el viernes 17 de agosto de 1979, durante la administración municipal, del ingeniero José María Ferro. Puntualicemos que, la “piedra fundamental”, de dicho monumento, se había colocado, unos treinta y seis años antes, el 17 de agosto de 1943, con el noble y sincero propósito, de erigir una estatua, en honor y homenaje, a la ilustre figura, del intrépido y glorioso Libertador, Padre de la Patria; pero diversas circunstancias, motivos y factores, – en particular, de orden económico -, impidieron la materialización, de la citada iniciativa. El destacado periodista y escritor local, Carlos Héctor Lapenta, en una nota, publicada hacia el mes de octubre de 1986, subrayaba que: “Muchísimos años y por muchísimas mentes, estuvo presente la idea, de erigir un monumento al General San Martín. Se hicieron campañas de bronce, en las escuelas, con el objetivo de recolectar, la mayor cantidad posible de ese metal, para fundirlo y esculpir, el monumento al prócer”. Existió también, un proyecto del reconocido y prestigioso abogado, escritor, docente y hombre público, Dr. Eduardo Ángel Ramón Massolo, diputado nacional, entre 1973 y 1976, que fuera aprobado y convertido en ley; frustrándose con posterioridad, a raíz del golpe de estado, del 24 de marzo de 1976, la interrupción del orden constitucional y democrático y, la instauración, del gobierno de facto, castrense, denominado “Proceso de Reorganización Nacional”. En 1978, bajo la gestión del ingeniero Ferro, se resolvió efectuar la obra, confiándole el mencionado trabajo escultórico, al artista plástico y docente argentino, profesor Arturo Luis Gastaldo, quien, por entonces, ejercía la enseñanza, en las aulas de la Escuela Superior de Artes Visuales, de nuestra ciudad. El profesor Gastaldo, hubo de contar con la colaboración, de otros docentes, de la Escuela Superior de Artes Visuales, como la profesora María Teresa Cartier y el profesor Carlos Ireneo Iglesias. La estatua sanmartiniana de cemento, se ubicó, sobre una sólida estructura, cuya construcción estuvo a cargo, de la empresa Rodríguez Carmona y Perroud. El importante acto inaugural, presidido por autoridades locales, provinciales y nacionales, ofreció un multitudinario marco de público; advirtiéndose la presencia, de numerosas delegaciones, de establecimientos educacionales, de Chivilcoy. Tras los discursos alusivos, se desarrolló un extenso desfile, en el que participaron, efectivos militares, fuerzas policiales y, diferentes representaciones, de escuelas primarias y colegios secundarios, de nuestro medio. Digamos finalmente que, el 30 de agosto de 1980, en la parte posterior del monumento, se hubo de plantar un retoño, del famoso pino de San Lorenzo; depositándose además, al pie de la obra escultórica, tierra perteneciente a Yapeyú – cuna del General San Martín, donde nació el 25 de febrero de 1778 -, el campo de San Lorenzo, y Boulogne – sur – Mer, ciudad francesa, en la que falleció, a los 72 años de edad, el sábado 17 de agosto de 1850.
Oración al General San Martín, por el procurador Carlos Armando Costanzo, fundador y director – organizador del Archivo Literario Municipal y el Salón del Periodismo Chivilcoyano, y miembro correspondiente, de la Academia de Folklore de la Provincia de Buenos Aires y la Academia Porteña del Lunfardo.
¡ATENTI! General, yo lo saludo, en nombre del mistongo malevaje, y le bato mi parla y mi homenaje, por varón de verdad, fiel y agayudo. Hoy, lo juno otra vez, muy macanudo, y le mando este cálido mensaje; recordando su embale y su coraje, que fue sable polenta y gran escudo. Hoy, evoco, sin nada de espamento, su alma guapa, su lungo pensamiento, sus principios, su acción, forte y valiente… Y sé bien, pues lo tengo en la sesera, que en yobaca, cruzó la cordillera, y le dio Libertad al continente. Aquí estoy, General, yo lo saludo, y me cuadro después, firme y canchero: Juan Cafiolo, petiso narigudo, compadrón y sargento granadero.
[su_custom_gallery source=»media: 11527,11526,11524,11523,11522″ limit=»25″ link=»image» target=»blank» width=»300″ height=»210″]