Reflexión lunfarda: El país de los malos ejemplos y el más de lo mismo…
Hoy, necesitamos, predicar y sembrar, con el buen ejemplo; el buen ejemplo que, representa mucho más, que miles de meras e inútiles palabras. La República Argentina, habrá de salvarse, no por arte de magia, sino por obra y milagro del trabajo y los buenos ejemplos. Sin buenos ejemplos, – surgidos y emanados de las altas esferas – el país, jamás tendrá salida ni destino alguno. Seremos siempre esto: El país del curro, el afano y el “más de lo mismo”.
Hoy, más que nunca, necesitamos los argentinos, dignos y aleccionadores ejemplos morales. Quiera Dios, que en un futuro, no muy lejano, dejemos de ser, el país del “más de lo mismo”, donde hay gente que se hace rica, sin trabajar, y contrariamente, siempre pierde y resulta perjudicada, la persona buena, honrada y laboriosa, que trabaja… SIN EDUCACIÓN, HONRADEZ Y TRABAJO, EL PAÍS NO TIENE PORVENIR, NI TAMPOCO, NINGÚN DESTINO…
Sin duda alguna, habitamos en el país, de los malos ejemplos morales: los deplorables y penosos ejemplos, de quienes se han enriquecido, de una manera ilícita; los que viven de arriba; los que, de un modo constante, infringen el orden jurídico, las leyes y las disposiciones legales; los que mienten y embaucan a la ciudadanía, con falsos anuncios y promesas; los que, cruzados de brazos, jamás, mueven un dedo, para que no cambie nada; los que desconocen la justicia y los principios éticos; los que de una forma mezquina y egoísta, realizan múltiples operaciones, maniobras y negociados, en único y exclusivo beneficio propio; los que nunca están presos, no obstante, los graves delitos cometidos; los que no tienen, ningún espíritu de generosa solidaridad, actitud caritativa y vocación de servicio, hacia sus semejantes y el prójimo, y los que carecen de conducta, de honor, de honra, de principios éticos y, de una mínima vergüenza humana. Los malos ejemplos morales, en el sombrío y doloroso contexto, de la sociedad y del país, del “más de lo mismo”, donde no cambia nada, nunca pasa nada, todo queda en la nada, siempre se habla mucho de lo mismo, todos son iguales, todo da lo mismo y, todo termina, inexorablemente siendo, más de lo mismo…; el país, trucho y berreta, atado con alambre, de la improvisación, el chanterío, el curro y el afano…; el país, en el que hay gente, que se hace rica sin trabajar, y contrariamente, siempre pierde y resulta perjudicada, la persona buena, honrada y laboriosa, que trabaja… Los malos ejemplos morales, que suelen, con su tremenda carga abrumadora, desalentar, acobardar y descorazonar, a los ciudadanos nobles y honestos, que a través de su tarea, sus luchas y sus múltiples esfuerzos y sacrificios, contribuyen a forjar y cimentar, anónima y silenciosamente, la Patria nuestra, de cada nuevo día… Los malos ejemplos morales, que han convertido a la Argentina, en una enorme guarida o madriguera de farabutes, avivados, tránsfugas, pillos, malandras y ladrones… Hoy, necesitamos, con prontitud y suma urgencia, recuperar los íntimos valores espirituales; la mentalidad, el hábito y la sagrada cultura del trabajo, el esfuerzo, el estudio, la educación y la enseñanza, y ante todo, fundamentalmente, los ejemplos morales, aleccionadores, saludables y constructivos; esos ejemplos, del hombre de bien, probo, íntegro y transparente, que nos permita, imaginar y soñar un porvenir diferente, de auténticos cambios y luminosa esperanza… No podemos aguardar resultados distintos, haciendo siempre lo mismo; para que triunfe el mal, sólo se requiere que los buenos no hagan nada, a fin de impedirlo, y los hombres, como los árboles, se conocen y aprecian por sus propios frutos. Hace falta, entonces, un buen ejemplo, digno de emulación, reconocimiento y homenaje, para guiar y conducir, nuestro camino…
El ejemplo, por el procurador Carlos Armando Costanzo, fundador y director organizador del Archivo Literario Municipal y el Salón del Periodismo Chivilcoyano, y miembro correpondiente, de la Academia de Folklore de la Provincia de Buenos Aires y la Academia Porteña del Lunfardo.
Para el fiero presente y el futuro, y poderla cinchar, hacia delante, se precisa un ejemplo edificante, de honradez bien debute y de laburo. Un ejemplo, chipola y muy seguro, de profunda polenta y firme aguante, frente al chorro, el chantún, el atorrante, y este tiempo, mistongo y tan obscuro… Un ejemplo cabal – minga de otario -, con un cuore fratelo y solidario, y chamuyos sinceros y genuinos… Un ejemplo fetén – lección canchera -, que nos dé, una esperanza verdadera, y nos haga mejores argentinos.