Una lluvia de ceniza, sobre Chivilcoy, el 11 de abril de 1932

Una lluvia de ceniza, sobre Chivilcoy, el 11 de abril de 1932

julio 23, 2018 Desactivado Por archivol

La página evocativa de la fecha, la destinaremos a recordar, una insólita y curiosa lluvia de cenizas, que hubo de caer sobre nuestra ciudad, el lunes 11 de abril de 1932; despertando, de una manera singular y viva, el profundo asombro y la gran admiración, de todo nuestro vecindario chivilcoyano. Este inusitado fenómeno meteorológico, se originó, en una vasta zona geográfica del país, como consecuencia, de la intensa y significativa erupción, de dos volcanes de la cordillera de los Andes: el Descabezado y el Tinguiririca, situados, aquí, en la Argentina, y en hermana República de Chile. La crónica periodística, del martes 12 de Abril, puntualizaba que: “El raro fenómeno, que ayer se observó en nuestra ciudad, ha sido casi general, y se debe, a que varios volcanes de la cordillera, se hallan en erupción”. Luego, a través de un comentario informativo, dicha crónica, expresaba que: “Nuestra ciudad, amaneció ayer, cubierta tenue capa grisácea, lo que en los primeros instantes, nos dejó a todos, perplejos; nunca habíamos presenciado, un espectáculo similar, el que tenía alguna similitud, a primera vista, con las pequeñas nevadas que, hace más de diez años, se produjeron sobre esta zona, si bien, en aquellas oportunidades, el manto que lucían las calles y las campiñas, era de una blancura inmaculada, y en esta ocasión, la tonalidad era grisácea, y de efectos negativos a la vista. Había llovido ceniza, y lentamente, seguía cayendo el polvo grisáceo, casi invisible en la atmósfera, pero bien perceptible en el suelo, sobre los techos de las casas, sobre los jardines y la inmensa campiña. El fenómeno, completamente desconocido para Chivilcoy, acaparó durante todo el día de ayer, el comentario general, y bien pronto, las presunciones que se hicieran, de que las cenizas provenían de algún volcán en erupción, en la cordillera, fueron confirmadas, por las informaciones, que por distintos medios, luego, se fueron obteniendo. Los volcanes, el Descabezado y el Tinguiririca, de la cordillera andina, se hallaban en erupción, desde la mañana del domingo, arrojando lava, cenizas y agua hirviendo, en gran cantidad, a la vez que se producían, varios temblores, de regular intensidad, en una amplia región de Chile y de la provincia de Mendoza. El viento sudoeste había traído, para estas latitudes, desde tan lejos, nubes compactas de ceniza, que lenta y suavemente, se iban deslizando sobre la superficie de la tierra, brindando un espectáculo extraño e impresionante, a la vez; pues en Chivilcoy, como en otras localidades bonaerenses, es completamente nuevo y sorprendente”. Digamos también, a modo de complemento, que muchas personas de nuestro vecindario, recogieron del suelo, ese polvo grisáceo, y lo utilizaron, posteriormente, para la limpieza de pavas, ollas y otros utensilios y elementos, de cocina.

La historia de Chivilcoy, por Carlos Armando Costanzo, fundador y director-organizador, del Archivo Literario Municipal y el Salón del Periodismo Chivilcoyano.

Bajo un cielo luminoso, en las claras horas de hoy, recordemos, dulcemente, la historia de Chivilcoy. Recordemos la llanura, el sembrado y el trigal, y los nobles labradores, con su presencia cabal. Recordemos a los gauchos, la guitarra y el fogón, el rancho y la pulpería, la gloriosa tradición. Recordemos a los hombres, que fundaron la ciudad; el trabajo y el progreso, el amor y la hermandad. Recordemos los esfuerzos, la ardua lucha y el sentir, de esta bella Patria chica, que soñaba el porvenir… Y evocando así el pasado, en las claras horas de hoy, conozcamos, plenamente, la historia de Chivilcoy.

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